*Por Giselle Diez, Coordinadora del Área de Administración de IARSE
Desde el inicio de este 2019, nuestro equipo ha estado inmerso en la coordinación técnica y ejecución de la cuarta edición del Programa de Formación Docente, “Sustentabilidad, desde la Docencia al Planeta y la Sociedad”. Esto conlleva un trabajo arduo y cada actividad requiere de esfuerzo y compromiso por parte de los distintos actores involucrados: empresas sponsor que posibilitan la iniciativa, capacitadores que desarrollan material, equipo técnico y administrativo, organizaciones aliadas que posibilitan la convocatoria y difusión, entre otros.
Habiendo formado ya, desde el 2016, a más de 3.500 docentes de nivel secundario, superior y universitario en distintas partes de la Argentina y países limítrofes, creo que estamos ante una buena oportunidad de tomarnos un momento,en medio de la vorágine del programa, para reflexionar y reconectarnos con el propósito del programa y su impacto en la sociedad.
El cuarto objetivo dentro de la plataforma de “Objetivos de Desarrollo Sostenible” de las Naciones Unidas es la Educación de Calidad. En la primera línea de este objetivo se sostiene que “la educación es la base para mejorar nuestra vida y el desarrollo sostenible”. Pero en un contexto de recursos limitados, donde todo requiere evidencia empírica, cada vez más los sponsors, donantes y organizaciones aportantes esperan una rendición de resultados con métricas cuantitativas y cualitativas que demuestren que la aplicación de estos recursos en programas de educación es una inversión eficiente.
Una herramienta que va ganando importancia en el último tiempo es el cálculo del Retorno Social de la Inversión, o Social Returnof Investment (ROI). El ROI Social es una metodología que se utiliza para capturar la creación de valor adicional, más allá del valor directo, en relación con el recurso invertido. De esta forma, se incluyen en el cálculo del beneficio total, los beneficios secundarios sociales, económicos y ambientales.
Un estudio del Banco Mundial del 2018 que investiga el Retorno Privado y Social de la Inversión en Educación encontró que el ROI Social de la educación para una muestra mundial tiene una media de 17.5% de retorno para educación primaria, 11.8% para educación secundaria y 10.5% para educación superior. Esto reafirma empíricamente que la inversión en educación – capital humano, como se lo refiere – es una buena inversión.
Se llega a esta conclusión a pesar de la subestimación que estos valores sufren, por dejar afuera la gran mayoría de efectos indirectos y externalidades que no se miden por su dificultad de valoración, o porque simplemente no pueden ser valorados monetariamente y son incluidos de forma cualitativa o cuantitativa pero no monetizada.
El ROI Social es una herramienta que aún tiene muchas limitaciones y detractores, pero tiene mucha proyección y ayuda a tener una visión más integral de las variables para tener en cuenta en el efecto positivo de la educación.
Otro indicador, ampliamente utilizado y que es indicativo de los efectos positivos de la educación, es el Índice de Desarrollo Humano (IDH), elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). De acuerdo con ello, se considera que el desarrollo humano es un mejor indicador del desarrollo de un país, superando un análisis limitado al PBI, puesto que éste toma en cuenta tres dimensiones: esperanza de vida, educación y el PIB.
En una revisión bibliográfica sobre Capital Humano, publicada en la revista científica Science, los autores presentan evidencia estadística del efecto que la educación tendría sobre las otras dos dimensiones del IDH. Para el PBI, la educación tiene un efecto positivo importante no solo en los ingresos individuales sino también en el crecimiento económico a nivel agregado. Por otra parte, en lo que respecta a la esperanza de vida, la educación es también uno de los determinantes más importantes de la salud y la mortalidad de adultos, afectando positivamente en cuestiones de discapacidad, longevidad, bienestar económico, e inclusive salud mental.
Sobre esta base, los autores demuestran estadísticamente que la esperanza de vida y el PIB están impulsados por el progreso en la educación de la población y que, de hecho, el capital humano puede verse como la causa fundamental del desarrollo humano.
Estos dos indicadores nos dan respaldo empírico respecto del valor e impacto que tiene la Educación en la sociedad y su desarrollo; lo que seguramente quienes nos leen creen con convicción, contribuyen también desde su lugar y cotidianeidad.
Desde el IARSE con el Programa de Formación Docente en Sustentabilidad contribuimos a la Educación de Calidad, capacitando a docentes para que cada vez más “alumnos adquieran los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para promover el desarrollo sostenible” (Meta 4.7), y así reafirmamos nuestro compromiso con nuestra misión de “promover y difundir el concepto y la práctica de la Responsabilidad Social, a fin de impulsar el Desarrollo Sustentable de Argentina y la región”.
«Programa de Formación Docente, “Sustentabilidad, desde la Docencia al Planeta y la Sociedad”
Desde el comienzo del 2019, se han dictado ya seis talleres (3 en Córdoba Capital y 3 en el interior de la provincia de Córdoba) junto con la Bolsa de Cereales de Córdoba (BCCBA); y están previstas nuevas fechas para distintas localidades de la Provincia de Córdoba. Además, a nivel nacional, se capacitará a docentes en al menos otras 3 ciudades del país.
Programa de Formación#RSDocentes en números:
– Más 3.500 docentes de nivel secundario, terciario y universitariodocentes fueron impactados por el programa.
– El proyecto llegó a 18 ciudades argentinas y 2 países limítrofes.
– 13 sponsors acompañaron las tres ediciones.
– Más de 100 entidades locales apoyaron y promovieron este espacio.