* Por Luis Ulla, Director del Instituto Argentino de Responsabilidad Social Empresaria (IARSE)
Cada ciclo anual que transcurrimos es singular y distinto de todos los anteriores. En ese sentido, este 2018 que ya finaliza, ha tenido sus propias particularidades. Tal vez una de las más distintivas, sea esa especie de montaña rusa de situaciones y estados de ánimo por los que habremos atravesado en un recorrido de sólo 365 días.
El descenso que representó el quiebre de rumbo de economía, y el regreso a las tradicionales corridas cambiarias cuando recién entrábamos en el último cuatrimestre, es una muestra del ondulado transitar nacional. Una vez más la inestabilidad, la incertidumbre y particularmente la desconfianza, parecieron apoderarse de la economía; y aquellos nubarrones negros – tan conocidos para algunos que peinamos canas – volvieron a estar presentes en el horizonte. Esto supuso para muchos, el paso de un moderado optimismo a una actitud de resguardo, retracción y hasta de recortes presupuestarios.
Dentro de este tobogán de bajada, poco tiempo antes, nuestra capacidad de asombro se veía superada por las inesperadas revelaciones de nuevas evidencias relacionadas a casos de corrupción; otro emergente de una debacle cultural que parece no encontrar un freno que indique que ya hemos completado un recorrido, y que ese camino equivocado ha llegado a su fin.
Con algunos otros aditamentos -como la cabal demostración de una resistente incapacidad para convivir- demostramos que no es posible siquiera llevar adelante una puja deportiva en un marco de respeto y tolerancia. Lo que debiera ser un juego y una diversión, tomó nuevamente el color de la vergüenza y demostró una de las peores facetas de hasta dónde se puede llegar con la pérdida de principios y valores. Si sólo consideráramos estos tres aspectos, podríamos afirmar que como sociedad, el 2018 fue otra oportunidad perdida. Hasta aquí el vaso medio vacío.
Pero ocurrieron en Argentina otras cosas importantes en el mismo período. Pudimos superar con un aprobado generalizado el enorme desafío de recibir y reunir en una misma mesa a los principales representantes de las naciones más poderosas de la tierra. Logramos mostrarles algo de todo el desarrollo cultural que nos identifica como una sociedad creativa, altamente innovadora, etnográficamente integrada y capaz de aportar al mundo un irreemplazable valor, bien a la altura de las expectativas que se fueron creando en base a un país que fue ejemplo de una educación pública de calidad que operó como la llave para una conformar sociedad equitativa, en donde los derechos y las obligaciones se hacen posibles y se cumplen respectivamente.
Increíblemente, las dos caras de una Argentina tan diferente, se manifestaron con una semana de diferencia. Todo esto lo reflejaron fielmente las pantallas, las portadas de los diferentes medios y las redes sociales.
Es importante recordar desde este pequeño rinconcito editorial, que también se produjeron hechos y se desarrollaron sucesos valiosos, que de seguro tuvieron menos visibilidad – y por su bajo perfil – ocuparon espacios secundarios en la opinión pública. De hecho, muchas de ellos fueron solo conocidos por sus propios protagonistas, y quedaron así dentro de la gran agujero negro del anonimato.
Dice la sabiduría popular que para muestra sólo hace falta un botón. Durante el 2018 casi 1.000 docentes de distintas ciudades de nuestro país, participaron activamente de una iniciativa orientada a compartir conocimientos sobre Responsabilidad Social y Gestión Sustentable de las organizaciones. Este nuevo millar de sembradores, completa un conjunto de más de 3.000 maestros y profesores que en los últimos tres años se han incorporado a esa creciente y silenciosa levadura que trata de dar una mejor forma a la sociedad que hemos de entregar como herencia a las futuras generaciones.
Podemos decir que junto al creciente grupo de pioneros – conformado por todas las personas que dentro de las empresas tratan cotidianamente de incorporar criterios coherentes para tomar decisiones responsables – hoy también caminan otros miles, que además poseen una enorme capacidad de retransmitir y recrear contenidos, valores, principios e ideales que nos permiten creer que otro mundo es posible.
La Conferencia Internacional IARSE celebrada en mayo Buenos Aires y la Jornada Regional del Centro del País realizada en septiembre en la Córdoba, y el Primer Encuentro de RS&S para las empresas del Polo Campana y Zárate en alianza con la UTN Regional Delta recibieron la respuesta positiva y entusiasta de oradores, sponsors y público asistente. En las diversas reuniones de Networking, creadas para conocer e intercambiar experiencias entre ejecutivos de las áreas de RS&S, se completaron los espacios disponibles con muy buenos casos y mas que interesantes preguntas.
Creemos que vale la pena saber que estas pequeñas muestras de optimismo,forman parte de un proceso mayor, donde empresas y organizaciones del país y del mundo, están llevando a cabo de manera gradual, sostenida y creciente acciones concretas para hacer de la sustentabilidad el norte deseable que orienta las decisiones responsables que debe tomarse cada día.
De hecho, consideramos que el proceso es así: La sustentabilidad es un grandioso proceso de cambio que trata de abarcar a toda la actividad humana; pero ese enorme movimiento hacia delante, no es una ola espectacular que se presenta como un único gran tsunami, sino que es algo que siendo monumental, en realidad se compone de millones de pequeñas acciones que a diario asumen personas y organizaciones consientes.
En el 2018, tuvimos el privilegio de acompañar a un conjunto interesante de empresas en una serie de procesos internos; unas se aplicaron los Indicadores de Auto Diagnóstico en RS&S en su versión Ethos/IARSE 3.2,algunas de ellas además avanzaron en trazar sus propios Planes Estratégicos de RS&S y otras profundizaron el desarrollo de Herramientas de Gestión para permear cada vez más a sus cadenas de valor. Con cada una de ellas, se realizó un verdadero traje a medida, en donde se cumple el principio de que en estos temas en particular “todos aprendemos”.
Esto nos puso como equipo a desarrollar un nuevo modelo de membresía para proponer a las empresas que comparten la misión del IARSE. De ello se habrán de enterar apenas comience 2019.
Concluimos el año con una noticia que nos alegra profundamente. En el marco de un trabajo conjunto que realizamos junto a la Bolsa de Cereales de Córdoba, pudimos desarrollar los primeros Indicadores de RS&S para Empresas Agropecuarias, hoy conocidos como “IndicAgro”. Al día de cierre de la presentación de los requisitos para postular y calificar Buenas Prácticas Agropecuarias -BPA’s, un conjunto de 910 productores de 9 provincias se habían aplicado estos Indicadores de RS&S.
Formar docentes, aplicar herramientas de diagnóstico, planeamiento y gestión en empresas, alinear a quienes conforman cada cadena de valor, crear espacios de reflexión e intercambio, son todas acciones concretas, que llevan el mismo ADN del que debe estar constituido un proyecto de nación y sociedad. Sólo hace falta un detonante imprescindible: creer profundamente en lo que hacemos.
Deseamos que el 2019 nos dé la oportunidad de demostrar que estamos a la altura del desafío en el que se juega saber si podemos reconstruir las bases de una Argentina profundamente democrática, tolerante y llena de oportunidades para todos.