* Por Alejandro Roca, Director Ejecutivo del Instituto Argentino de Responsabilidad Social Empresaria (IARSE).
¿Cuántas empresas entienden acabadamente que ser sustentable supone tener en cuenta esta variable en todas las decisiones que se toman en áreas operativas de la compañía (Valores y transparencia, Gestión del público interno, Relación con Clientes, Comunicación y Marketing, Compras, Vinculación con la Comunidad y con la sociedad en general, Medio Ambiente, Calidad, o Legales)? ¿Cuántas ya han comprendido que la noción de valor excede al valor económico-financiero e involucra otros componentes como el social, el ético y el ambiental? ¿El Estado está acompañando con la suficiente potencia este movimiento?
SI bien no hay respuestas contundentes a estos interrogantes, podemos inferir con bastante certeza que del universo total de empresas existente en Argentina, apenas una pequeña minoría entiende en toda su dimensión el concepto.
No obstante ello, al momento de evaluar progresos y pendientes de la Sustentabilidad en nuestro país, las luces y sombras,es importante considerar los siguientes elementos:
1. Argentina empieza a entender que el futuro de su matriz energética pasa por las renovables. En la convocatoria a licitación de proyectos en la Ronda 2 del Programa Renovar, se presentaron 228 propuestas por un total de 9403 Mw, ocho veces más que los 1200 Mw de potencia requerida inicialmente.El número supera largamente los pliegos de cada una de las dos rondas realizadas en 2016. Falta mucho, aunque hay claros signos de avance.
2. Aumentó visiblemente la inclusión de materias o módulos vinculados a Responsabilidad Social y Sustentabilidad en las currículas de numerosas carreras o Diplomaturas de universidades argentinas, a lo largo y a lo ancho del país. Universidades y escuelas de negocios deben aumentar todavía más esos contenidos de RS y Sustentabilidad ya que cumplen un rol esencial de intermediación entre la sociedad y el mundo empresarial.
3. Se incrementaron los eventos asociados a las temáticas de Sustentabilidad, Desarrollo Sustentable, ODS de Naciones Unidas, en las agendas pública, del sector privado y del sector social argentino.
4. También se percibe un crecimiento en la cantidad de formadores / educadores interesados en ampliar sus conocimientos, herramientas y recursos para transmitir contenidos vinculados a la Responsabilidad Social entre sus educandos. Claro avance.
5. El camino hacia la profesionalización de la gestión de la RS&S en las empresas va demasiado lento. Falta masa crítica de empresas que entiendan la verdadera dimensión estratégica y competitiva del tema, que desarrollen programas en varias áreas de su operación, y que mapeen oportunidades y riesgos a partir del diálogo con sus stakeholders.
6. Falta una cultura extendida en muchas más compañías de medición de sus impactos reales, y planificación de las mejoras a lo largo del tiempo. Se mide poco, algo que está intrínsecamente asociado al punto anterior.
7. La gran mayoría de las PyMES siguen enfrascadas en asuntos vinculados a su supervivencia como empresa, y destinan poco tiempo y recursos al pensamiento estratégico y diferenciación a partir de la gestión responsable.
8. Aún falta mucha capacitación y sensibilización a nivel de los funcionarios del sector público para que puedan acompañar este movimiento con mayor idoneidad y criterio.
¿Se puede pensar un 2018 con más y mejor transformación social, ambiental, ético-cultural? Como entidad especializada, tenemos la convicción de que se ha iniciado un proceso que no tiene marcha atrás y cuya consecuencia será el incremento paulatino del universo de compañías y organizaciones “practicantes”. Por ello, la apuesta será redoblar esfuerzos para superar algunos de nuestros guarismos, que crecen año a año.
A modo de resumen, algunos números de IARSE en 2017 que ayuden a la reflexión:
Sólo podremos avanzar hacia escenarios más prometedores con liderazgos que se empapen y abracen este nuevo paradigma de gestión.
No habrá mejora sin empresas que midan y cuantifiquen su desempeño, para luego planificar en serio la gestión sustentable de su operación e impactos (positivos y negativos). No habrá mejora sin un Estado que acompañe al sector privado y social en esta senda; que premie a las organizaciones responsables y castigue a quienes actúan destruyendo valor, en todas sus formas. También es hora de que la innovación sustentable alcance a muchos más actores del sector social y académico.
La innovación requerida para crear el futuro no vendrá de una sola fuente, sino que será una construcción de todos. La Sustentabilidad encarna justamente una idea, un sentido de responsabilidad universal que debemos despertar en muchas más personas, cultivar entre organizaciones y Estados que estén dando sus primeros pasos; y hacer florecer entre quienes ya lo han adoptado como forma de actuación y de toma de decisiones.
Esa triple tarea resume esencialmente los grandes desafíos que, como institución, tiene IARSE para 2018. No dejen de acompañarnos.