Grido Helado posee un sistema de auditoría de todos sus proveedores, a través del IRAM (Instituto Argentino de Normalización y Certificación), pero partir de 2016 comenzó a controlar también de qué manera operan los tambos a los que les compra utilizando como base la «Guía de Buenas Prácticas para Tambos«, elaborada por INTA Argentina.
El documento consta de 122 ítems que debe aplicar todo establecimiento lechero, distribuidos en seis bloques: ordeño e higiene; sanidad animal; alimentación; bienestar animal; ambiente y condiciones del trabajo y de los trabajadores.
El proceso de auditoría comenzó con la realización de una primera inspección de los 15 tambos, estableciendo los puntos fuertes y débiles de cada establecimiento y sugiriendo un plan de mejoras para cada uno. Durante el año 2017, continuó con un seguimiento de estas tareas y otra auditoría, en diciembre, para comprobar el cumplimiento de los diversos puntos y si hubo un progreso en relación con la evaluación inicial.
Gonzalo Tentor, Ingeniero agrónomo y el asesor externo de la compañía, asegura que existen diferentes niveles de cumplimiento de la guía de buenas prácticas, dependiendo de los aspectos que se midan. Por ejemplo, el gráfico con los resultados de las últimas auditorías muestra en “verde” a los rubros “bienestar animal”, con un 90 por ciento de cumplimiento; y a “ordeño e higiene”, con un 80 por ciento.
Con la aplicación de un protocolo sustentable y la puesta en marcha de buenas prácticas en este sector, Grido Helado busca garantizar una producción de calidad y amigable con el ambiente.