Según un reciente estudio de la Universidad Siglo 21, las mujeres están más agotadas, apáticas y presentan mayores niveles de ansiedad, somatizaciones y depresión. Por ejemplo, 1 de cada 4 declara presentar tensión y dolor muscular en forma diaria.
La Universidad Siglo 21, a través de su Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales, realizó un relevamiento sobre la salud de las mujeres durante la pandemia. Algunos de los resultados destacados reflejan la existencia de una brecha de género entre la salud física y socioemocional.
Por ejemplo, el 21,5% de las mujeres siente agobio por las preocupaciones (17% en varones). Asimismo, el 26,7% señala que son muchas las circunstancias que le generan preocupación, mientras que esta cifra se reduce a 20,6% en hombres.
Por otro lado, predominan los síntomas asociados con ansiedad y somatizaciones. El 13.5% de los hombres señala que “casi todos los días” siente tensión y dolor muscular, mientras que esta cifra es más que el doble en las mujeres (25%). Asimismo, el 9,7% de los hombres refieren que “casi todos los días” se siente cansado o fatigado, mientras que en las mujeres este índice es considerablemente mayor (14.1%). Así, las mujeres presentan mayores niveles de ansiedad, somatizaciones, y síntomas depresivos, con mayor cansancio y apatía. También, se observan mayores niveles de anhedonia, es decir, dificultad para experimentar placer e interés por las cosas.
En comparación con 2019, en el 2020 tanto hombres como mujeres, respondieron que casi todos los días se sienten más nerviosos y ansiosos, o como se conoce popularmente, “con los pelos de punta”: ellos triplicaron la cifra (de 5% a 15%), mientras que ellas la duplicaron (de 6% a 15%). También se observan incrementos interanuales en tensiones musculares, inquietud para quedarse quietos y cansancio o fatiga. En cuanto a los síntomas depresivos, en ambos sexos aumentaron los relacionados con los problemas de concentración, el decaimiento y el cansancio: en este último, los hombres duplicaron la cifra registrada (de 4% a 10%) mientras que las mujeres pasaron de 9% a casi el 13%.
“En estas cifras se refleja el impacto de la pandemia y el peso que tienen las tareas de cuidado en las mujeres. Si bien hay mayor conciencia de la corresponsabilidad, aún cuando otro se ocupe, estamos atentas, con sentimiento culpa. En los hogares monoparentales la situación fue aún más compleja. También hay que considerar que se sumaron en muchos casos el apoyo en el aprendizaje en la escolarización” declara Laura Gaidulewicz, Directora del Instituto de Género e Inclusión de la Universidad Siglo 21.
En el caso de la población mayor de 60 años, el 52,65% de las mujeres manifestó que le preocupaba mucho la muerte de un ser querido (hombres, 46,10%). A su vez, el 43% indicó que tienen una gran preocupación en torno a la posibilidad de enfermarse gravemente (hombres, 37,6%). Por su parte, el 30,9% de los hombres declararon que les preocupa mucho la posibilidad de no tener quién los cuide si lo necesitan (mujeres, 28,5%).
Al mismo tiempo, se indagó sobre otro factor importante vinculado a la salud: el impacto del contexto en el sueño. El 19,1% de las mujeres tienen dificultades para quedarse dormidas (hombres, 14,3%) y el 17,5% de las que despierta antes de tiempo y no puede volver a conciliar el sueño (hombres, 15,8%). Sin embargo, el 34% de ellas manifiesta que duerme 8 horas de manera continua (hombres, 29,7%).
“El impacto en lo económico y laboral ha sido mayor en las mujeres, según registraron organismos internacionales como la ONU. Así, integramos la mayor parte de la fuerza laboral de los sectores económicos más afectados (por ejemplo, servicios, hotelería, trabajo doméstico), de la economía informal como también del personal sanitario de primera línea (enfermeras, entre otros)”, concluye Gaidulewicz.