Por Luis Alberto Ulla – Director del Instituto Argentino de Responsabilidad Social y Sustentabilidad (IARSE)
Algunos afirman hasta hoy, que esta pandemia es un “cisne negro”, algo absolutamente inesperado, que nos sorprendió de golpe, sin aviso ni señal alguna. Hay quienes se definen como “hombres de negocios” y creen estar haciendo un buen desempeño de su rol, concentrando su atención y energía en oír la voz de quienes hablan del devenir de la pura economía. Con esos “datos mínimos” -generalmente de corto plazo- a menudo se toman decisiones que generalmente se pretenden para largo plazo. (“Rápido pibe, que estoy apurado, y solo tengo cinco minutos para oír hablar de sustentabilidad y responsabilidad social” Sic.).
Algo parecido ocurre con otras “dirigencias de agenda corta”, como la política -a lo largo y a lo ancho del ejercicio de sus tres poderes-, la sindical, la gremial, la profesional, etc. Estos “liderazgos” analizan los datos que desean leer y los interpretan desde su particular concepción del poder, la que va del medioevo hasta el siglo 19. Vistos así los datos, el trabajo consiste en dos tareas que insumen todas sus energías: a) identificar de qué manera y siempre con un precio pagado por los otros, se pueden mantener en la cima o muy cerca de ella, creyendo que así pueden proteger privilegios irritantes que alguna vez pudieron ser legítimas conquistas y b) cómo hacer para que el mundo sea un espacio para obtener ventajas y “estar sectorialmente bien”. Esta dirigencia corporativa hace y decide sin importarle la erosión de los bienes comunes que deviene de sus decisiones.
Hoy pocos dudan que la pandemia está siendo un “rinoceronte gris”, un animal de más de dos toneladas de peso, que avanzaba furioso hacia nosotros, que, habiendo recibido varios avisos de su posible llegada, nos atropelló, nos golpeó duro, y puso en evidencia muchísimas cosas. Citando algunas: la alta dirigencia local demuestra que lee poco, por ende, ni se informa ni se forma en temas ambientales, sociales y éticos. Así, es comprensible que la sustentabilidad y la responsabilidad social casi no ocupen lugares destacados ni en sus verdaderas agendas ejecutivas ni en las estructuras organizacionales que conducen.
Para el caso de la pandemia, bastaba con asumir el responsable trabajo de leer, aunque mas no sea las 10 primeras páginas de los últimos Reportes Globales de Riesgo, emitidos desde 2012 en enero por el Foro Económico Global de Davos. Leerlos no implica acordar con su postura. Este Reporte avisó que “Enfermedades infecciosas: Propagación masiva y rápida de virus, parásitos, hongos o bacterias que causan un contagio incontrolado de enfermedades infecciosas, lo que resulta en una epidemia o pandemia con pérdida de vidas y trastornos económicos” estaban ya en el 2015 en el segundo puesto de los riesgos por impacto.
Mientras que para 2021, las ubica en primer puesto de riesgo por impacto y en el cuarto lugar de siete por probabilidad. Presenciamos, vivimos y sufrimos la diferencia entre no saber, y no querer saber. Para grandes empresas “querer saber” significa, entre muchas cosas necesarias, disponer de Áreas de Sustentabilidad y Responsabilidad Social (S&RS) a la altura de las circunstancias, robustas, dotadas de personal Senior altamente formado, informado y relacionado; con presupuestos proporcionales a las demás áreas críticas. Áreas de S&RS transversales a toda la operación, reconocidas, valoradas y participando activamente en los procesos de planeamiento estratégico, de gestión cotidiana y de rendición de cuentas. “Querer saber” para una PyME supone valorar, procurar y recibir el apoyo externo necesario para estos mismos procesos.
Hay cosas que no debieran ser posibles en pleno siglo 21: a) seguir confundiendo filantropía y donaciones, con una gestión responsable orientada a la sustentabilidad, b) ser quien decide el rumbo del estado, de una empresa o de una ONG sin tener información diversificada sobre temas de S&RS para mejor suposición de escenarios posibles de mediano y largo plazo y c) pedirle a los demás lo que uno no tiene ni hace.
Esta columna quiere honrar las excepciones existentes en cada uno de los grandes sectores sociales, gente silenciosa y honrada que se capacita, se informa y forman junto a sus equipos, para que juntos tomen las mejores decisiones cada día. Son ellos los que nos ayudarán a evitar que nuevos rinocerontes grises nos atropellen.