Por Lic. Luis Alberto Ulla, Director de I+D del Instituto Argentino de Responsabilidad Social Empresaria (IARSE).
Para este año 2018, que ya se puso en marcha, podríamos destacar 12 puntos relevantes que creemos importante conocer.
El primer hecho, es que se ha de acentuar una tendencia positiva que se viene registrando en la Argentina en los últimos tres años. Ella consiste en relacionar cada vez más la creación de valor que una gestión responsable de las empresas y organizaciones puede producir, para acercarnos al cumplimiento de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS). Esta tendencia se ve plasmada no sólo en los excelentes Reportes de Sustentabilidad de las empresas líderes, sino que también se expresa en la forma en que se integran los ODS a la estrategia general y al planeamiento operativo de la Responsabilidad Social.
Lo segundo a destacar está fuertemente ligado al punto anterior. En la medida en que más empresas y organizaciones -tanto privadas empresariales como no gubernamentales, más las honrosas excepciones de algunas entidades del sector público- asumen un renovado compromiso con los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), y por tanto, son cada día más capaces de desarrollar planes y de protagonizar acciones concretas inspiradas en los ODS, estos dejan de tener “dueño”, y se adoptan como desafíos que pertenecen a la humanidad toda. Esto es algo absolutamente positivo, ya que también suma al sector educativo como protagonista y multiplicador de este enorme reto.
Un tercer tema -que inspira mucho optimismo- es la tendencia a mejorar cada vez más la manera en que las empresas y las organizaciones miden los resultados de su gestión de Responsabilidad, y elaboran sus Reportes de Sustentabilidad. Cada vez más, las empresas que reportan, enfocan sus procesos críticos e identifican a los actores relevantes de los mismos. El excelente nivel que el tema está tomando en Argentina, deberá ahora contagiar a más empresas, particularmente las de tamaño medio y pequeño.
Relacionado a esto, vale destacar un cuarto aspecto. Este tiene que ver con la profundización del trabajo de las empresas en involucrar y comprometer a sus cadenas de valor con la lógica de una Gestión Responsable Orientada a la Sustentabilidad (GROS). Primero se avanzó con las cadenas de abastecimiento, y ahora las líderes van por sus cadenas comerciales. Seguramente veremos que, durante el 2018 se destacarán empresas que iniciarán -o han de profundizar- excelentes trabajos para alinear a sus redes de distribuidores y/o de representantes comerciales a sus estrategias corporativas de Responsabilidad Social y Gestión Sustentable de los negocios.
Un quinto tema que cobrará relevancia, será el protagonismo creciente del sector agropecuario y de agronegocios, en la incorporación de criterios de gestión responsable y sustentable de los mismos. De hecho, buena parte de la inserción competitiva de la Argentina en nuevos mercados a los que pretende acceder, dependerá de manera decisiva de la incorporación -con absoluta seriedad- de esta dimensión, que se legitima dando cada vez más transparencia y credibilidad acerca del “cómo hacemos” lo que salimos a ofrecer al mundo.
Una sexta dimensión de esta docena de temas destacados, es la adopción del criterio de que empresas y organizaciones operan, son exitosas y ganan legitimidad en tanto son conscientes de que, para el logro de sus fines, utilizan cuatro formas integradas y necesarias de capital. Hemos de presenciar una ampliación en la mirada del uso de estos capitales, que más allá del económico financiero, permitirá reconocer y rendir cuentas de cómo se utiliza el capital social, el capital ambiental y el capital ético- cultural. Quienes se anticipen a la comprensión de esta lógica integradora, y sean a su vez capaces de reportar adecuadamente cómo gestionan estos capitales, y de qué manera los aumentan para bien de la empresa y de toda la sociedad, sentaran las bases para una prosperidad sostenida en el cuidado de los bienes comunes.
La séptima tendencia, es el crecimiento de las empresas que se auto-aplican de manera periódica y comparativa los Indicadores de Responsabilidad Social y Sustentabilidad ETHOS/IARSE solicitando acompañamiento técnico en el proceso. En parte, porque han descubierto que esta es una excelente metodología para aumentar el conocimiento y el compromiso de sus directivos y colaboradores en una Gestión Responsable claramente orientada hacia la Sustentabilidad. Y porque, además van comprendiendo el valor de llevar adelante procesos de autodiagnóstico frecuentes y comparables, ya que estos son la base de un buen planeamiento estratégico, que surge del correcto alineamiento conceptual.
La octava novedad es que durante 2018, dispondremos en el país de una nueva evolución de los Indicadores de Responsabilidad Social y Sustentabilidad ETHOS/IARSE para Negocios y Empresas. Esta representará la versión 3.2 de este material de autodiagnóstico; adoptando nuevos enfoques, preguntas e indicadores, cada vez más adaptados a la evolución del escenario empresarial y productivo de la Argentina.
Una novena tendencia -que inspira esperanza y optimismo- es el crecimiento y la expansión del Programa de Formación en Responsabilidad Social para Docentes (RSDocentes) a más ciudades y localidades del interior de la República. Esto sumará a nuevos maestros que podrán agregar a los contenidos tradicionales que dictan, criterios de responsabilidad social que se incorporen al ADN de las nuevas generaciones. Es esperable que esta tendencia favorable, se continúe expandiendo también en otros países de América Latina.
La décima temática que marcará tendencia en este año, es el renovado vigor con que las empresas están encarando el desafío de hacer cada vez más y mejor Inversión Social Privada. Es decir, la aplicación de recursos privados a temas de bien público. En un contexto caracterizado por un 30% de población en la pobreza, las empresas deberán agudizar los criterios por medio de los cuales invierten recursos en la comunidad. Sin olvidar el básico compromiso de solidaridad para con las necesidades básicas de las poblaciones más vulnerables, las empresas quieren conocer y disponer de políticas efectivas de ISP que sean capaces de atender a demandas concretas del desarrollo comunitario, generando a su vez una sinergia positiva con su marca y con el negocio en el que operan y se quieren destacar.
La undécima característica de este nuevo periodo de la RS&S, es la mayor demanda de empresas y organizaciones, por identificar y gestionar riesgos, más allá de aquellos que son básicamente inherentes al rubro en el que operan. Se trata de reforzar una cultura de la transparencia y de la confianza hacia adentro y hacia fuera de la organización. Es por esto, que los temas ligados a Ética y Valores para crear y sostener una verdadera cultura organizacional, cobrarán destacada relevancia en períodos sucesivos. Quienes así no lo crean, pueden pagar un alto precio por su escepticismo y falta de compromiso.
Y cierra esta docena de tendencias y novedades, el crecimiento y la expansión del tema de la Responsabilidad Social como modelo de conducta profesional y ciudadana, dentro del marco de la currícula básica universitaria. El tema ético llegó a las universidades, y esperemos que para quedarse por un largo rato. Dependiendo de cómo estas formen a las nuevas generaciones de profesionales, podremos evaluar, si como centros de estudios y enseñanza se desempeñaron a la altura de la Responsabilidad Social que se espera de ellas.
Si bien el presente listado no agota la evolución de la realidad en materia Responsabilidad Social, creemos que al menos refleja lo esencial de aquello que podemos esperar de este proceso evolutivo, que abarca cada vez mas personas, organizaciones y sociedades.